pedro de rocio

Inmóvil

Llena de vida su cintura,

en otoño la vi por vez primera,

presumiendo del hijo del amor

que quizás eclosione en primavera.

Otra vez ha pasado, más cansada

por el peso divino que sustenta,

de un niño, que igual que un astronauta

ingrávido  se mueve en su placenta.

Ha pasado el tiempo, no sé cuanto,

el hijo de la mano lleva asido,

yo juraría que el niño me ha mirado

posiblemente algo sorprendido.

Espero que al cabo de algún tiempo,

en tu mente recién inaugurada, puedas

comprender que soy un hombre como otro,

pero que igual que tus juguetes, llevo ruedas.

 

Pedro de Rocío