No te alejes de mí...
No te alejes de mí ni un solo instante
que la luna envidiosa tiene celos
de tus ojos, lucidos terciopelos,
de tu mirar de fúlgido diamante.
Nunca te alejes que la noche avante
escudriña tu pecho y sus anhelos
cuando reímos como dos mozuelos
y el corazón termina jadeante.
Ay, las estrellas, viles y lacayas,
que ansían tus cabellos artesanos,
sus diademas que buscan tu blancura.
Ay, amor, no te alejes, no te vayas,
que mis manos requieren de tus manos,
que mis versos precisan tu hermosura.