Voy a fundirme en el placer
de un atardecer en tu mirarada
y en una melodía nunca imaginada
nos comenzaremos a querer.
Vientos de alevosía en complicidad
para ser uno, solamente,
y distantes de lo que diga la gente
consumirnos en nuestra única realidad.
Sonidos implacables del amor,
suspiros engendrados en una caricia
en la que se nota tu pericia
y se nos quita el pudor.
Amalgama de ti y de mi,
ese mezclarnos en un beso,
éxtasis que me deja indefenso,
éxtasis que me tiene anclado a ti.
Yo inmortal entre tu pecho,
tu consumiéndome el amor,
y se nos humedece el sudor
cuando el placer llega a nuestro lecho.