Un poema para no ser leído
como el sistema cartesiano de mi rostro,
el horizonte con la boca amarga,
el plomo con mis ojos quebrados
en la quebrada de quebrar la voz
quebrado repito te quiero*
agonizando te amo,
muerto te olvido,
cadáver -no tengo nombre; extremidad en cenizas..., lágrimas-
la mano torcida, amaneciendo con las gaviotas;
dobladas y el adiós invadiendo la escena
-el cine de nuevo mudo-
Globos pegados en la piel,
-queman..., resquicios del aliento-
el aire comprimido
en el músculo metálico
se oxida el cielo,
¡Escarlata grita!
desciende en la lluvia,
¡Lágrimas! repite otoño
muerte ama el invierno,
ni la primavera puede con tal dolor
al recipiente de un cenicero
en la tumba del oxigeno
cuando más se repite el te quiero*
en el cambio de escena
cuando la garganta
oscila cuervos suicidas*
ecos invadiendo la tráquea estrujada
por la ácida forma de escribir adiós
una carta cruzando el cielo
a borrones de nubes grises
tallando tristeza-
más allá del viento gélido-
repitiendo aves cruzar
la sombría mirada
de un cuerpo
agonizando
en
el
silencio...
Un poema para no ser escrito...