Una dilatada sombra de tristeza
se tiñe de romance
con el barniz del rocío de la mañana
cuando los pájaros de la noche
han dejado de bailar como tropos extraviados
sobre la desolada espalda de una angustia.
Un tibio calor de madrugada
una sensación de tierra húmeda
y la desnudez de un cuerpo
que cuando despierta a deshora interroga al día
del porque del cuerpo de su amante que no despierta
y el sol que despunta y acompaña esa soledad.
Quién dijo que fuera verdad
si sólo apenas cerré los ojos y me creí amado como ninguno
solamente recuerdo que toque sus manos antes de partir
y nadie nos vio partir,
nunca le pregunte su nombre ni ella a mí
sólo me dijo
abre tu corazón que yo te llevaré
y esa noche sentí que era la última vez
y ahora como duele saber
que ya no estás y te has ido para siempre,
nunca supe del dolor que te consumía
hasta que sucedió esto
tú que decías que la fuerza del amor lo cura todo
pero como ves ahora
tu corazón no lo soporto
y te has ido para dejarme solo
aquí con tu cuerpo
testigo de este inesperado desenlace
y ahora solamente me llevaré
el recuerdo de lo último que me dijiste:
Abre tu corazón, cierra los ojos
y deja que los pájaros de la noche bailen
como trompos extraviados
sobre la espalda desolada de tu angustia
porque siempre despertaras con el rocío de la mañana.