Fue una noche agitada la que hoy compartimos,
yo gemía y rogaba, tú envestías bravío,
la pasión y el delirio envolviendo los cuerpos,
sudorosos y ardientes desde la cama al piso.
Mi boca de tus besos se siente entumecida,
de mis manos tu espalda tiene rojos caminos.
Cardenales morados en mi cuello dejaste,
en tu pecho mis dientes han dejado un mordisco.
Agotado quedaste dormido entre mis brazos,
Rendido de placer, satisfecho el instinto.
El sexo aletargado, el corazón tranquilo,
en un nudo de amor y éxtasis infinito...