En el lóbrego de mi habitación
Se oye un ófrica canción
Dulces pesadillas
Llenan de angustia y agonía.
Me miro al espejo
Te veo y me veo
Anacoreta nuestro sentimiento
Vida desvanecida sin fundamento.
La lenidad del amor no consumido
Inefable libertad se ha soñado
Aferrada a sonatas
Encuentra poder en mí.
Me abrazo con mis propios brazos
Corazón adolescente venéreo
Gritando en silencio
En tu ausencia muero dentro.
Dos ángeles llorando amor
Dos volcanes en erupción
Dos aves en su candor
Victimados por ser como son.
Yo te mire llorando por mí
Atreves del dolor
En mi se reflejo
El sufrimiento de dos.
Expulsados y separados
De diferentes mundos
Sin sentir, sin comprender
Nuestro puro amor.