Cómo se te pasa la vida María,
gastando las calles,
los tacones y las esquinas.
Corre a esconderte del alba, María,
que la mañana trae miradas,
niños, vírgenes y pías.
Vuelves a casa, enjuta y cansada,
con el cuerpo manchado
de manos, de besos y alcohol;
con los senos floridos e hinchados,
sagrados ante tanta miel y dolor.
Te acercas despacio a la cuna,
él te espera con las mismas ansias
que tú esperas a la luna.
Al mirarte se oculta la dama de los mil colores,
detrás de tiernos besos y arrullos,
que solo él te enseñó a dar.
Cómo se te pasa la vida María,
entre pañales y teteros,
entre hombres y bambalinas.