No entiendo la razón, no entiendo la huida,
Hoy busco a mi flor en el jardín, y no esta,
Se la hurtaron los chismes, que la víbora deja,
Mientras su veneno asfixia, donde esta,
A como me hacen falta tus pétalos, caricias,
Que entre sueños y añoranzas, nuestro tiempo,
Ya esta más que próximo, ya el sol despunta,
Y me encuentro sin razón, en la soledad,
Ha pero que quede claro, tu lugar es un nido,
Que se encuentra construido, con tu amor,
Y se localiza en el centro de mi corazón.
No hagas caso de los murmullos, que de envidia,
Los cardos dejan entre el pasto que cubre,
Al campo, donde con pasión cultivamos, cuidamos,
O pérfidos cantos, que tratan de opacar tu aroma,
Tu belleza sin igual, a como se nota la envidia,
Que por tu presencia, divina, opaca lo brillante,
De la luna, las estrellas y del astro rey.
No te preocupes mi vida, del pasado que heridas,
Marco a tu ser, mejor deja que la brisa, el viento,
Lleno de ese amor aun distante, cura amorosamente,
No temas de un mañana gris, que solo es un ayer,
Solo despierta y abre los ojos, para que encuentres,
Ese camino que la celestina, alumbra, cada noche,
Para que nuestras almas construyan, firmemente
Ese despertar por siempre unidos, amándonos,
Hay amor, mi rosa, solo deja que el camino azul,
Siempre sea compartido por nuestros corazones.