Abriré en abril el capullo,
hasta el esplendor total,
de tu tersa piel, rosa;
penetraré con mis rayos
al virgen aposento
de tu sacra entraña,
y al sutil aroma
de tu núbil pudor,
entregaré el vino
de la consumación.
Mañana, nuevas flores
se mecerán en el jardín.