Ambos queremos que se nos vuelva una adicción este amor enfebrecido,
ambos nos buscamos por la memoria que nos deja el recuerdo de la piel de ayer.
Esa piel que renovamos, cuando me encuentras, en el plano del espacio
en el que, nos movemos como una carga eléctrica, estática, enérgica.
Como una onda sonora e inexistente, como una sonata inaudible.
Somos, solo un punto en el espacio que emerge desde adentro, que explota a veces
y se vuelve en algo interno que nos hiere.
Quiero quererte, hasta dorler toda.
Ambos... sentimos algo dentro que se inquieta, como mis latidos cuando me poso en el estremecimiento. Ambos estamos, uno frente al otro. Ambos.
Tú.
Eres como la sangre que me recorre, la que me falta en las arterias.
Eres como la dosis se vuelve más alivio y menos control.
Eres como el espacio vacío y lleno.
Eres como el aire que nunca me falta. Eres como el sol en días de lluvia.
Eres como paralelo a mi espacio, e infinito a mi mundo.
Eres mi vida y mi muerte.
Eres y tienes lo que nadie tiene.
Sabes y suenas igual que a una sonata.
Llevas mi control y mi locura entre tus manos.
Entre tu frente.
En tu mente, en tu silencio.
Llevame, guárdame, olvídame y recuérdame al instante.
Tómame y dejame para que tu deseo no nos abandone.
Bésame y arrójame al desierto sin tus brazos, para que cruce el oasis más rápido a tu cuerpo.
Dáme un mundo en donde no haya más dimensiones,
ni más muertes, que la de mi vida en tu vida.
"Nada queda de mí después de este amor"
Aarón