Rocío V-P.

UN DÍA SIN CELULAR (MÓVIL)

 

En las prisas matinales ensamblo las piezas

ropas, accesorios, cotidiano atuendo

pátina en pinturas preciosas

preparándome para el diario ajetreo...

bolso de artículos necesarios

creo he preparado y arreglado

para estar lista para un nuevo

día laboral emprender... salgo...

 

Llora el cielo

y decido que mi amor

me transporte a la estación...

 

Riñas entre coches y autovías

de asfalto en sonidos matutinos,

asaltando la calma en

las ansias de encontrar ese

medio que al lugar de vianda a ganar

-y ayuda dar- me llevarán...

 

“Beso, beso... que tengas un día bello,

luego te llamo... te quiero.”

 

Abandono el auto encauzándome sin prisa

-estás a tiempo, relájate-

el tranvía no parte todavía...

 

Suspiro y busco a mi amigo fiel,

el de la careta de colores sonrientes

el de los sonidos más complacientes...

mi teléfono celular

-mi móvil- que sin él

siento que no me siento

igual...

 

No consigo coincidir con

el paradero de mi cómplice

receptor... trato mi congoja

calmar al tiempo que mis manos

y luceros rastrean presurosos

a mi aliado incondicional...

 

-¡No, no ,noooo!... ¡Si, si, siiiii!!!...

¡lo he dejado en el carro de mi alma...!-

Sentimientos de inquieta

incertidumbre y ansiedad

me invaden sin control

en una carrera emocional

al mis sentimientos

mis pensamientos tratar

de dominar...

¿Qué haré ahora?

¿Cómo podré enfrentar

un día entero sin mi celular?

 

Oh, bueno... no tendré mas remedio

que conmigo estar... nada de comunicación

a la distancia, llamadas, textos... ¡música...!

Sólo yo, yo misma...

conmigo... qué se le va a hacer...

extranaré mis notas sinfónicas...

 

Comienzo a apreciar

mi externa realidad,

gente en tranvía

transportando

sus penas y alegrías...

 

Esa madre con su pequeño

acomodándolo en el asiento

otro nido protector,

segura de que lo que haga

su seguridad asegurará

en las veras de la vida...

sonríe en gesto complaciente

y confiada se alivia

de que de su odisea saldrá avante...

 

Aquellos adolescentes

en conversaciones incoherentes

que sentido tratan de dar

a su confundida vida

de comienzos hormonales,

de amor y conexión, pesquisa,

de las incipientes señoritas...

 

Aquel joven de ceño serio

y portafolio planchado

con sus dedos atacando

en movimientos precisos

y apresurados

el aparato de comunicación universal

-extraño mi celular...-

quizás pensando

que mientras a la distancia

se pueda expresar y conectar

el ánimo se podrá elevar...

 

Un trío de niñas audaces

-y bastante audibles-

invaden el carro del tranvía

intentando atención atraer

a lo que gritan y visten,

para que nadie averigue

el secreto de su realidad triste...

 

Aquel señor de edad, solitario

viajando, quizás el tiempo matando

para no regresar a un vacío hogar...

 

Y yo... yo me miro sola

en este tranvía que mis sueños

y penas mece en vaivén

de silencios que mudan en

melódicas cuerdas del violín

de Vivaldi... me cobijo en el “Winter”,

me dejo llevar por las notas de “La Notte”,

que a su vez me navegan por las

cuerdas del “Concerto para dois violinos”,

movimientos tan ciertos del arco

deslizádome a mis mundos internos... íntimos...

 

Un día sin celular...

 

 

 

 

 

Copyright©2012 Rocío Vega-Ponce