Diana Gaviria

Nudos de hiel sin eufonía en el corazón

Nublado castillo que nos envolvió por la discrepancia de nuestros ángeles oscuros rebozamos la copa sin mirar un lucero,

y hastiamos los cuerpos por la benevolencia de

nuestras ciénagas recorridas.

 

Aquellas murallas construidas fueron derribadas por las tempestuosas lagrimas acidas,

nuestras alas maltratadas fueron mutiladas,

y los ojos de la hermosura tenebrosa  fueron desterrados.

 

 

Entre sombras que gotean sangre esculpo el ocaso congelado,

fueron cercados sueños, y en el murmullo del desierto

se quedan destellos en luciérnagas.