He empezado un difícil camino,
hoy ni mi sombra me acompaña
la misma tierra borra mis pasos
pues no volveré sobre la marcha.
Una copa de vino es mi fiel confidente
cada noche es testigo de mis lágrimas,
no, no sufro por quien decidió marcharse,
mi lamento es por lo inmenso de mi cama.
Cuánta vida desperdiciada en vano,
cuánto amor arrojado a la basura,
sin respeto alguno. Brindo por eso!
El vino no cura, lo sé. Qué me importa?
Quiero embriagarme de vino y locura,
recorrer otros caminos, olvidar el dolor
quemar la hoja que tanto me daña
y empezar a escribir si puedo, otro libro.
Margarita