ALVARO J. MARQUEZ

TENTACIÓN QUE CALLO

Cómo arranco sin ser infiel,/ si tanta lujuria me provoca,/ los deseos de mi piel/ y sus besos de mi boca.

¿Cómo cerrar los ojos ante la tentación
y cómo no reaccionar si me mira así?
No creas que tengo hielo en el corazón,
que como a un robot me hicieron a mí.

No soy una máquina, tengo mis sentidos,
y todos me funcionan bien, a cabalidad.
Igual que todos tengo deseos prohibidos
y a veces, no puedo contarte mi verdad.

Porque existen deseos que me invaden,
que están en toda mi piel y ahí los hallo,
ideas sobre moral y decencia me evaden,
y un nombre que no deseo decir lo callo.

Y abrazo otro cuerpo y siento otra piel,
pero la tentación está aún en mí, existe
y pienso en otra boca, que tiene la miel
tan dulce como los besos que me diste.

Te abrazo y me gusta sentir tus brazos
y te veo muy mujer, siempre muy bella,
pero también recuerdo mucho los pasos
que he dado cuando voy detrás de ella.

Te amo, pero soy débil o soy humano
o si prefieres di que sólo soy hombre,
y puedo prometer mostrando mi mano
que contigo no se me saldrá su nombre.

No me preguntes qué es lo que le veo
y yo tampoco sé qué es lo que me vio,
pero tengo en mí algo llamado “deseo”
que siempre ha sido más fuerte que yo.

Entenderé muy bien todos tus enojos
y mi amor por ti será igual, inmenso,
pero cuando me veas cerrar mis ojos
no vayas a preguntar en quién pienso.

Pides sinceridad y tendré que decirte
adiós y ése será un adiós sin regreso,
ni por este pecado he podido mentirte,
así que nunca pediré perdón por eso.