Llegaste aquella tarde
de horas intangibles.
Floreaban los cerezos
abiertos al amor,
quizás mi ser cobarde
palabras inaudibles;
festejando regresos
jamás las pronunció.
El atrio atestiguaba
momentos de esplendor.
Mis besos agrupaba
en tiempos coloridos,
de anhelos extinguidos
el alma floreció.
Las manos apuñadas
esperanzas captaba
abrazando el amor.
Veloces los olvidos
vinieron a buscarme;
tratado de cargarme
en ancas de ilusión,
mil sueños comprimidos
no alcanzan a bastarme;
tan solo con mirarte
mi corazón latió.
Suspiran afligidas
historias del pasado,
secreto resguardado
que nadie conoció…
Las horas transcurridas
me miran asustadas,
están desconcertadas
con lo que sucedió…
Volviendo a recordarte
se agitaron tristezas,
recuerdos de asperezas
que un día gris dejó.
Volviste aquella tarde
sembrada de alegrías;
plañendo en emociones
bañada en ilusiones
la piel se estremeció.
Sonriendo sin alarde
anuncia sus perdones;
sin importar razones
el corazón saltó.
Brotado en fantasías
exclama bendiciones
la tarde devolvía,
a aquel que un día partió.
Antiguas geografías
reviven tentaciones,
así sin precauciones
de nuevo atardeció.
Un mundo de ilusiones
rezuma algarabía,
de tarde llegaría
aquel que tanto amó…