El Amor y la Guadaña.
La huesuda garra de la Muerte acecha, en mis pensamientos sólo una promesa, acabar con todo de cualquier manera, terminar angustias silenciar tristezas, sólo hay un final para tal desdicha, encontrarme a solas con la susodicha.
No soporto el peso de tremenda escena, mi vida es ya sólo una condena, en el firmamento ya no veo estrellas, ni siquiera brilla la luna llena, no quiero que corra sangre por mis venas, no quiero que nadie pene por mis penas, siento el peso de grandes cadenas que arrastro a modo sin tener fuerzas.
Todo se termina cuando ya no Amas y es mucho peor cuando no te Aman, parece que oigo tañer las campanas, que llaman a muerte del “todo se acaba”, parece que veo la tosca figura, la guadaña porta con firme sutura, que termine pronto toda mi amargura, si no estoy contigo, no existe ninguna.
Cuando asía firme la hoja plateada entre tanta horda de vacios y miedos tu nombre mujer aquietó mis desvelos, recordé lo dulce de tu piel en mis dedos, tus miradas firmes, tus besos divinos, tus susurros quietos, tu pelo en mi pecho y lo más grandioso, aquél primer “Te Quiero”.
Me rendí en el suelo inerme y deshecho, el llanto brotó con brutal desdén entre los silencios de mis pensamientos, sólo tu imagen diciéndome, ven… Me abracé a la estampa de nuestro retrato, ¿por qué Dios había roto el trato? Cuando prometiste…Quiero estar con él…
Grandes sollozos en la fría alcoba, pasión, lujuria, caricias y fe, grandes compañías que se habían ido y quedé dormido contigo en mi sed. Desperté del sueño con tibieza y verbo, tu mano en mi cara y tu voz en mi piel, me decías con todo tu cuerpo, “Amor soy tu lienzo y tú, mi pincel”.
Desde ese pretérito indefinido, desde ese límite del dintel, sueño y sueño que estoy perdido y te encuentro a ciegas, estés donde estés. Agónico fue aquél instante en que la Dama Muerte quiso llevarme, sublime después Amarte, espera Muerte…No soy Infiel…
Autor.- Rafa Rivas.