--Buenas tardes, doña Clara
¿puedo ver un momento a su hija?
Gracias. No, estoy bien así, de pie.
Muy amable.¿Y Elena?
¡Ah! No, no estoy apurado.
Solo preguntaba nomás...
¡Qué curioso,¿no?!
Está bien, doña Clara.
Hasta luego.
(Polo se queda en comedor
mirando fotografías, y esperando
a Elena. Esta entra)
--¡Al fin Elenita! La verdad que
merecía la pena esperar...
te vés hermosa...¿Cómo estás?
--Bien Polo. No te esperaba
a esta hora.Ni siquiera que vendrías
hasta casa sim llamarme antes...
No es tu costumbre hacerlo.
--Pasaba justamente por aquí,
y se me ocurrió pasar a saludarte.
¿Hay algún inconveniente
o te incomoda mi visita?
--El inconveniente es que justamente
tengo que salir, en cuanto a tu visita
me has tomado de sorpresa...
--Entonces podría acompañarte...
-- No Polo.Donde voy tengo que hacerlo sola.
--¿Es una visita muy privada?
--Menos pregunta Dios...
--Y perdona...Ese es el dicho...
Dios perdona. Nosotros,¿sabemos perdonar?
--Personalmente mi respuesta es que
sé perdonar, siempre y cuando tenga
respuestas certeras y verdaderas.
--En eso estamos exactamente
de acuerdo.Siempre y cuando
tenga respuestas certeras y verdaderas.
Entonces quisiera que me respondas.
¿Quién es ese señor que está con vós
en esta foto? Ojo con la respuesta
que me vás a dar.
--Un amigo (Elena se ruboriza)
--Exactamente,¿quién es ese amigo?
--Un ex novio mío...
--Al cual en este momento estoy
yo reemplazando. ¿Cuál de los dos es el titular?
--El de la foto.
--¡ Pero qué bien! Tres días sin vernos
ni comunicarnos, y ya tengo reemplazante...
--No es así Polo. Tenemos que conversar
esto en otro lado. No en casa.
--¿Y cuándo estarías en condiciones
de hacerlo?
-- Más tarde Polo. Ahora tengo que salir.
--Está bien. Me imagino que
has de estar sorprendida por mi calma.
--Sós una persona tranquila. Y razonable.
--Gracias por tu cumplido.
--Tengo que irme Polo.
--Que te vaya bien...
(Entra Clara)
--¿ No te ibas , nena?
--Sí, mamá.
--Vós te podés quedar tomando
un café Polo. De paso me acompañás.
--Hasta luego Polo. Chau mamá.
-- Bueno Polo. Voy unos minutos
y traigo los cafés. Esperame.
Sentate si querés.
--Gracias doña Clara.
(Polo se acerca nuevamente al retrato. Lo toma
y se queda contemplándolo.)
--Aquí está el cafecito Polo. Tomá asiento.
¿Te dijo Elena dónde iba?
--No, no me quiso decir.
--Es lógico.
--¿Qué es lógico?
--Polo, estoy segura que lo que voy
a decirte, Elena no se va a atrever
a decírtelo.
--¿Qué es lo que tiene que decirme?
--Elena fue al médico. Abruptamente
tengo que decirte que por los síntomas
que Elena tiene, está embarazada.
--¿Embarazada?... De este tipo que
está con ella en la foto...
--Sí Polo.
--La felicito doña Clara. De verdad
la felicito por la forma en que
me da la noticia...
Supongo que este señor
es un antiguo novio...
--Más bien, un cercano novio.
Hace cuatro meses que no se veían.
Se encontraron hace unas semanas,
y me han encargado un nieto.
--¿Y me lo dice con tanta
naturalidad, como si me dijese
que hoy es día martes?..
--¿Qué querés Pablo que haga yo?
Las cosas están dadas así, y tenés que
aceptarlas. Sé que entre ustedes
existía estos últimos días muchos
enojos y rencillas.
Te voy a dar un consejo. hijo.
Andate, y no la veas más.
Mi hija no se merece tu amor.
Ha pecado...y la solución va a estar
en que ella se case lo antes posible
con ese hombre ¿Me entendés?...
--Lo que no entiendo, es cómo tuvo la
cobardía... de no decírmelo ella.
Ha tenido que ser usted la que
me comunicara, lo que que acaba de decirme.
¡Qué cobarde!...
No se haga problema, doña Clara.
Tampoco se lo haré a ella.
Pienso, después de todo,
que es lo mejor que pudo
habernos pasado.
Ella, con el hombre que eligió,
y yo, con la esperanza de
que encuentre la mujer
que pueda hacerme
feliz para toda la vida.
Nunca más volveré a ver a su hija.
Adiós, doña Clara.
Me siento tan tremendamente mal
para ver a su hija,
que prefiero irme sin decirle adiós.
Dígale de mi parte solamente
que preferí no decirle adiós.
Todos los derechos reservados del autor (Hugo Emilio Ocanto-21/08/2012)