Mirando al mar
desayuno amaneceres
inyecto en mis pupilas su hegemonía abisal
y mi mente navega por sus prístinas aguas
surcando marejadas, rodeando continentes;
echo el ancla en tu mirada
de eterno azul, de agua salada
me descubro en su reflejo
como cada mañana
Nace el viento
sacudiendo con violencia en vaivén desmesurada
las maderas de esta nao, que llora desvencijada;
tus alisios me devuelven a la playa,
es invierno y duerme el día
y me mojas de palabras
de argumentos, realidades redundadas
En mi cielo, con estrellas se engalana
el silencio (...)
en su manto las dibuja salpicadas;
mareas vivas, lunas llenas
tiemblan en agua estancada,
tiemblan también corazones
gritando en negras miradas