Se unieron en una cálida noche de abril; “La Delicadeza” “La Belleza” y “La Ternura”
Sujetándose cada una a un cordón de un mismo vientre, vieron el sol nacer.
Tres almas, tres espíritus y tres cuerpos codiciados con grosura,
que imploran para el viaje de la vida, la gracia del supremo Ser.
De un mismo caudal de amor, que por instinto se divide para tres
se forma cada día la plegaria a Dios, porque “mis amores” gocen de paz,
¿Cómo transportarme al futuro y asegurar a mis tres estrellas brillantes?
¿Cómo congelar el presente y disfrutar las sonrisas dibujadas en su faz?
Al rayar el alba, el primer alimento para mi espíritu es una sonrisa,
al cenit del sol, no encuentro mejor oasis para mi alma, que un abrazo,
¡Y qué del final del día!, cuando cansado soy recompensado con una caricia…
Por mis amores, mi alma siempre será joven, aún cuando yo esté en el ocaso.
Cuando llegue la primavera, y corten de mi jardín la flores
aun cuando haya disfrutado de sus colores, anunciaran mi soledad,
correré y esconderé mis lágrimas, para no entristecer a “mis amores”,
pero seguro estoy, anidaré una nueva ilusión bajo las alas de su felicidad.