La noche como viajera
me ha traído de regalo
un sueño nunca soñado.
Abriéndose una flor
en hermosos colores
viéndose como nube
rojas en sus albores.
La entrega en esta tierra
para sus frutos de vida.
La encontramos con fuerza
entregándose herida
cayéndose sus pétalos rojos
entre cizaña y semilla.
Lo mismo que esa niña
entregándose con pasión
a su criterio formado
en doctrina y oración.
Su precio era muy alto,
desapareciendo sin rastro.
siguio sus ideas claras.
Aquí me encuentro de mañana,
entre la yerba y la tierra
buscando sus frutos secos
para saberla cierta.
Que su vida fue encontrada
en el campo esteril muerta.
Solo recuerdo en sus hojas
perforaciones violentas
que una mano sin valor
disparó el arma secreta.