No quería soltarte
Ese momento tuyo y mío
Tu piel y la mía
Se reconocían.
Los corazones amenazaban
Saltar del pecho,
Los dos juntos bajo
El mismo techo.
Vigilaba cada detalle
Para no olvidar ningún instante,
Para cuando el recuerdo te traiga
El amor estalle.
Eras mía, era tuyo,
Éramos nuestros, en ese momento
Que se queda para la perpetuidad,
No existía miedo,
No existía pena,
No existía orgullo.
Volviste eterno los segundos
Cuando al verte a los ojos dijiste
“no me quiero ir nunca”,
Quise gritarte que ya estabas
En el para siempre del corazón,
Pero preferí abrazarte
Y con ello expresarte
Que yo tampoco quería irme,
Que el amor eterno,
Lo encontré en tu piel,
En tu mirada, en tu aroma,
En tu ser.
Te grite te amo con un beso
Que nació desde lo más adentro del ser.
Fue tan grade el amor que despertaste en mi,
Que en el “feliz para siempre” hoy tengo fe.
Que al morir solo deseo decirte
Te amo siempre y
No me quiero ir nunca.