Sé que yo te escribí
con rutina placentera,
que mi existencia toda era
solamente para ti.
Día aquel que concebí
al amor color de rosa,
donde yo, una mariposa,
era todo para ti.
Por eso me sorprendí
cuando al tiempo tú dijiste,
que a mí nunca me quisiste
como yo te quise a ti.
Ese día comprendí,
con ansiosa desazón,
que perdí mi corazón
sólo por amarte ti.
Hoy ni recuerdo quien fuiste,
maté el amor del pasado,
ya no eres mi ser amado
ni importa si me quisiste.
Por fortuna no estoy triste
y para mi buena estrella
¡ah! no me quedó ni una huella,
como llegaste, te fuiste…
Autora:
Amelia Suárez Oquendo
Amediana
22 de agosto de 2012