Estabas allí, mirando a la nada
Como quien mira a la incógnita nacer…
Solo yo, llegue a ver lo que pedía tu mirada
Eso que no puedo darte y que la gente no debe saber.
Fue en aquella noche, muy ajena a mi vida
Esa noche que tu corazón no olvida…
Tú reías amor, reías y llorabas al mar
Y es que te diste cuenta que no sabias amar.
De él, que te dio su amor artificial,
Confiaste tu corazón rebelde, y no era de fiar.
Culpa no llevas, pues el corto la rosa neonata,
Te invento un camino de flores raras,
Te conto los secretos del mundo, eso fue fatal!!!
Y como quien entrega todo y nada, lo amas.
Te sonrió la vida, amor puro le diste
Y el cómplice del engaño y la muerte-
Arrebato tu sonrisa y tus besos de luna.
Eso y más, esa noche serena perdiste
Y el como tirano representante
Busco en tu alma la ilusión para dañarte.
Y ahora tras muchas primaveras invernales,
Donde soñabas consumida por la tristeza,
He venido con el viento a disipar los males
He venido con la mañana a dar término tu fiereza.
No temas, no huyas, no he llegado tarde.
Aun hay fuego en tu corazón,
Porque juntos en el camino, es nuestra la tarde,
Y es justo darle a mi loco amor, toda la razón…
No he venido a venderte felicidad artificial,
He venido para abrigar tu invierno sentimental.