No quiero, señores, cambiar mi derrotero
y es por eso que constantemente me inspiro,
no quiero el dolor de saber que muero,
prefiero el placer de saber que vivo.
No quiero, amigos, cambiar mi derrotero
es por eso que el amplio horizonte miro,
me niego a ser presa del olvido traicionero,
prefiero el recuerdo que subyace dormido.
No quiero, como dije, cambiar mi derrotero
eso es para mí, un inmenso martirio;
quiero, sonriendo, continuar mi sendero
bordeado de rosas, claveles y lirios.
No, en verdad amigos, no lo quiero cambiar
voy a mantenerme firme, igual que mis pasos;
avanzaré por la tierra, por el aire, o por el mar
hasta que llegue el día de dormir en mi ocaso.
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