Guardo tus besos,
que nunca me diste,
que nunca te di,
que nunca nos dimos.
Cuando me besas, en el silencio de mis horas,
a lo lejos, escucho el rumor de tus latidos.
Me abres el pecho, te inclinas, me abrazas,
despiertas cada uno de mis múltiples sentidos.
De tu boca brotan alas, quimeras, caramelos,
universos paralelos que nos enlazan,
gotas sutiles, ensueños y desvelos,
pudor y mil discursos sin palabras.
Un día de estos, cuando se detenga el tiempo,
me convertiré en un haz de luz,
y mis partículas sortearán el espacio
hasta quedar en ti.