Cuando tus ojos no me miran,
mi piel te extraña;
Cuando no hay música en la mañana,
no es mañana sin tus nanas.
Me acostumbraste a nombrarte
en madrugadas...
A sentirme en la mirada de tus ojos;
Ojos negros míos.
A donde vean, me ven a mí;
Porque me llamas en tus sueños.
porque me tocas en tu cama;
Porque me extrañas en la nevería de Eva.
Me busca tu pensamiento.
Y nos juntamos en sueños;
Y nos miramos en pensamiento...
Somos hueso y piel;
Nubes y cielo.
Sol y luna,
mar y arena.
Fuego y hoguera,
aire y viento.
Nos sentimos y nos juntamos.
Nos respiramos...
Nos quedamos en el olor de la piel.
En el almíbar de los besos,
en la envoltura de los cuerpos
bañados de luz;
-con los rayos de la luna,
que se posa en la cintura
de tus ojos-
Me quedo en ti, y tú en mí.
Piel con piel...
!TE AMO!
“Estás en cada latido de mi corazón”
(Tu divina loca... no te olvida)
-Respuesta al poema que me regalaste-
Alicia Pérez Hernández
No es la pluma la que escribe es el alma