A Sergio Torres.
Viejo amigo
La vida te perfumo
De su cólera
Espantando la felicidad.
Ni Dios ni Lucifer
En ti pensaron.
¡Quizás la muerte
Sea el lacayo amparo!
Lúgubre pasado
Tapizado de soledad
Acarreas al hombro
En las pisadas que das.
Sin embargo,
Posees
Un hidalgo corazón
Fiel a la filosofía del alma.
Camarada de copas,
Danzas y cantos.
Un epitafio no basta
Para un amado ser guerrero.
Me largo sin destino
Sobre las trincheras del silencio.
Aquí te obsequio un escrito
El resto lo sabe el tiempo.
Jorge Siza