"Mujer de amor infiel/ has sabido atraparme,/ desde que me
subí al tren de tu piel/ y no supe cuándo bajarme".
Eres bella y aunque sola estás
sabes que a tu paso siempre vas
despertando admiración por todas partes.
La gente a veces es imaginación pura
y al ver tu silueta se figura
que fuiste hecha por expertos en artes.
Sabes cómo lidiar con tus defectos
y los haces ver perfectos
a los ojos de todo el que te mira.
Tanta belleza en ti se percibe,
que si algún poeta cerca de ti escribe,
ya sabemos en quién se inspira.
No importa lo que uses, pantalón, vestido o falda,
si dejas a la vista tu pecho o tu espalda
o lo que luces son tus piernas...
Es tanto lo que al mundo mueves,
que las estancias contigo podrían ser breves
pero tú las haces eternas.
Eres hermosa y quizá sin quererlo coqueta
y aunque quien te ve te respeta
no puede evitar decirte cuánto le fascinas.
Pueden haber muchas otras cosas,
seguramente interesantes, hermosas...
pero tú predominas.
Aunque no eres a ciencia cierta
lo que llamamos una experta
en amores ya vividos,
tu prestancia de mujer
es capaz de enloquecer
por completo los sentidos.
Hay debajo de tu sostén
dos razones que también
hablan maravillas de tu ser.
Provoca besarlos, consentirlos,
como obras de arte definirlos
y a ti bendecirte por ser mujer.
La verdad tendré que hacer las paces
con Dios cada vez que me abraces,
pues yo le había reclamado por mi suerte.
Y ahora ¿alguna queja? Ninguna...
porque he tenido la fortuna
maravillosa de conocerte.
Tal vez este poema exagerado parece,
pero lo que significas tú merece
que se digan palabras como las que digo...
Esta noche le diré al Eterno
que no sé si existe el infierno,
pero ya el cielo lo conocí contigo.