TRIANGULACIÓN…..Futuro
Dicen que somos tres entidades en una misma persona, Cuerpo, Alma y Corazón.
Las arrugas surcaran mi rostro, las nevadas de los días pasados habrán escarchado mis cabellos, mi pulso no será firme ni mis recuerdos claros, mis oídos no definirán bien las sílabas de otros labios y las cicatrices de mi cuerpo y mi alma habrán encallecido, mi corazón habrá ralentizado su ritmo, pero si Amo, lo haré con todas mis fuerzas.
El ímpetu de otros tiempos será serenidad y con ella viajarán la tolerancia, la comprensión, la candidez y el sosiego.
Envejecer no es sinónimo de desaparecer, es sinónimo de comprender, de saber y de aceptar, todo ello no te hace pequeño a los ojos del mundo, pues tú mundo será el que has vivido, todo aquello que se escribió en las páginas del día a día a lo largo de una vida, todo lo que te hirió y sanó se convierte en testigo mudo del ocaso.
Todos los ancianos se convierten en pequeños Dioses, por llevar las maletas llenas de experiencia y conocimientos de vida, sufrimientos y añoranzas, almas curtidas a base de sacrificio físico y emocional.
Deseo con la valentía de que soy capaz, con la vehemencia inusitada de la irreflexión, llegar a mi crepúsculo con el ánimo irrefrenable de regalar todo lo aprendido a quien lo quiera, yo no supe escuchar cuando era joven y ello me supuso patear caminos más largos para llegar a los mismos destinos.
Deseo sentirme satisfecho cuando al mirarme los demás, me llamen “abuelo”, bonita palabra.
El Abuelo, buscará rincones soleados donde recordar cuanto quiso, cuanto se equivocó y cuanto sufrió, contará batallas ganadas o perdidas a la vida y humedecerá sus cansados ojos al sentir a través de los recuerdos que aquel joven impetuoso que fue, se marcho diluido a través de las agujas del reloj.
Competirá en historietas con otros abuelos, presumiendo de lo maravillosos que son sus hijos, sus nietos y todos aquellos a quienes haya regalado el sentimiento más preciado, el afecto, el cariño, el amor…
Poco a poco, esperará con templanza el anochecer de la vida, el sueño perenne, la metamorfosis absoluta entre lo que hemos sido y un recuerdo. Con las manos vacías, se dejará sucumbir ante La Parca, mirándola a los ojos satisfecho por el rastro que dejó y el cariño que se lleva y ya no existirá el dolor, el sufrir o las interminables noches de reflexión estéril por algo o alguien a quien Amó con la locura cuerda del Caballero Andante.
Autor.- Rafa Rivas.