Empeñado en no ver el horizonte aquel...
Me converti en ciego.
Por suelos lejanos de tierras sin nombre,
Con ojos vendados y piel sin perfume.
Con dicha partida y despiertos recuerdos.
Con huellas cansadas de rumbos inciertos,
En un rio sin agua y un bosque sin hojas,
Yo escribi frases de un diario sin memorias.
Y arrodillado bajo el cielo que me envuelve,
Colmado de sentires, ausente de mis reglas.
Aprendi una cancion sin entender sus notas,
Y la toque tan fuerte, para que el silencio rompa.
Tal vez los vientos no son cuatro.
Y el vacio rio no albergue agua sino rocas.
Y esa madera reseca esconda su alma.
Y esos ojos que no ven... tal vez sientan!
Rosa Garabagno
29/6/2012