No estoy en tu lista de amaneceres
ni en tu órbita nocturna,
no estoy en tus furtivas dudas
ni en tus certezas.
No estoy en la espuma de tu almohada
ni en el borde de tu cama,
Estoy en la presencia de tus horas
en las rayas borrosas de tu sábana,
en las flores ausentes del jarrón
en la música sin notas de la guitarra
que incansable reposa en el rincón.
Estoy en la silla vacía del comedor
en la hornilla sin olores de la cocina,
en las pisadas mudas de la escalera
estoy en los olvidos… de tu memoria.