A los pobres que veo por las calles
siempre les quiero dar, aunque no
sea más que una monedita, para
poder comprar pan. La gente dice
piden para vicios, pero a mí me
da igual, lo que da mi corazón
solo es para pan. Lo que hagan
ellos, igual me da, porque si les
doy para bien y ellos hacen mal
yo no le doy para que me paguen
ellos. Se que Dios me lo va a
pagar.