A media luz, los platos ordenados
ya se encuentran consumidos.
Los ojos, fijamente unidos.
Con constancia son bien alimentados
por palabras de dos enamorados
que al tener sus dedos fundidos,
bebieron amores vividos
y comieron sus besos remojados
en el vino inventado en los cantares
por mil poetas, santos y juglares.
A media luz, sueñan dos seres
entre los íntimos enseres,
reposando la melodía
de una noche, cuadro de fantasía.