Hojas sin rostro..., -blancas y perdidas-
la libertad de volar cayendo
cayendo
en la pérdida
de volar,
volando perdiendo la libertad
blanca sin rostro la hoja de una huella marchita..,
pasos de ebrios lamentos,
en la cúspide de renuncias a la vida,
cuando más el viento
sacude cabellos
en la plenitud de yacer muerto
cuando ya no contamos las sombras
acudiendo en nuestra enferma esperanza...,
y para qué sigo contando pétalos
allí en una flor enferma,
esperando
encontrar
tu nombre
... la ceguera de una voz callada
la boca ciega, muda en los ojos
cuando más grité alcanzar-te
en la árida forma de caer al asfalto
pavimento de mis costumbres suicidas
ácidas
al tirar lágrimas
a la fuerza de gravedad;
resistiendo
azotes de un cielo a pedazos
cuando más...,
negamos crear creyendo en la paz...,
[Escribiendo códigos entonados,
entre barrotes de nuestra alma
besando la mañana
acotando la magia en palabras...]
(Y no expliques la sinécdoque)
quedate tranquilo,
tan sólo quédate,
quédate despacito,
contemplando
como peces baten sus alas
en la caída de aves
nadando
cuando
más
escribes
SOLEDAD...
Giro de un poema agonizando...
Una hoja amanecida escrita;
blanca, albina como el rostro de un
punto,
siguiendo el
origen de la vida y la muerte,
extinguiendo
gestos en la búsqueda
en encontrar las
cadenas;
al verse en la
soledad de ser un mismo,
-sólo-
entre el arrullo metálico
de gestos en
blanco
amparando la
tristeza
de pétalos acudiendo en
lágrimas
cuando ya sé da cuenta
de que es un
punto imaginario
recordando agonizar
de una
hoja torcida
arrancada del yugo de la vida,
dejada
muerta,
en cenizas
tras la sonrisa de asfalto,
sombras como pisapapeles
y la noche
dibujando agonía
de un punto
en blanco dibujando Lírica
-La vida-