Hoy escribiré... para mi hermosa hija, a punto de nacer,
mi padre me dijo por fin vas a comprender
lo que injusto mientras crecías tu quisiste ver.
Y cuanta razón tenía Ramoncín
que riesgos tomaba día a día sustos y sustos sin fin, y yo a sufrir
como olvidar ese día en el balancín.
Consentida sin ninguna medida tierna cual hoja nueva del árbol
aún reímos al recordar cuando dijo,
Tío Valentín ya estás quedando calvo. O aquel día que cortó el cabello de Munir
toda una tarde estuvo tratandolo de unir y como imaginarán yo... si, a sufrir
sonriendo le dijo, muñeca es más fácil huir.
Su primer dia de colegio en Jalapa
seguro su padre de mantenerla aferrada a su pierna cuál lapa
entregando el tete y con señas diciéndole... ya Papá, vete, vete.
Pasaron algunos años y ella
cambió sus señas por el léxico... cuantos líos armó esta niña
provocando mas de una riña vivíamos en la ciudad de México.
Cuantas veces llorando sin razón y su padre adivinando
¿esto? ¿lo otro?,
sorpresa... su niñita mi preciosa quería un Potro.
Casi llegamos al desmayo el dia
que en su escondite dormida quedo una tarde calurosa
del mes de Mayo buscando y gritando
¿Donde está?... ¡No la hayo!.
Por fin ella al salir al vernos preocupados
sonriendo y buscando un abrazo
abriendo grandes sus ojos dijo no enojarte, reír Papito, reír.
Má tu no enojar... reír.
Pasan los años y como niña la seguimos mirando
sonriendo al verla llegar esa tarde de invierno
en que por pimera vez dijo:
¡Tengo una cita!
Ella... saltando y brincando esa cara no voy a olvidar
nuestra niña, muy emocionada
y su padre a punto de llorar marcándole la hora de llegada.
Las mascotas su gran afición
nuestra casa en zoológico convirtió perro, gato, ave,
conejo con amor crió
estudiar Veterinaria, no nos sorprendió.
Todos lo podrán imaginar sin ninguna duda...
¿esto?... ¿lo otro?
está bien dejaremos de adivinar en éste su cumpleños dieciocho.
Ese potro, su regalo, por fin será...
©Tizzia Holwin 2012
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