Antes muy antes cuando abrí mis pequeños ojitos a esta vida,
asustada de todo lo que me rodeaba, el mundo me quedo muy grande,
me sentí una hormiga indefensa en las manos de un gigante
y temía que serrara sus manos y me aplastara por completo.
En ese muy antes todos los que me amaban representaban
la armoniosa continuación de mi persona en este mundo,
y arrullado en los brazos de mis padres empecé a marcar mi territorio ,
mientras me alimentaba mi madre con la leche emanada de su pecho fui creciendo.
Fortalecida ya en esta vida de tantos cuidados amor y protección,
llevada de la mano en mis primeros pasos descubría lo importante de existir,
aprendiendo todo lo que debía aprender para ser alguien de provecho ,
y a si mismo mis errores serian parte de mis escuela ; siempre estaría aprendiendo algo mas.
La adolescencia fue el eje principal de toda mi persona, enfrentar la responsabilidad
y los cuentos que me leía mama ya quedaban en los lindos recuerdos del pasado,
¡debes estudiar, prepararte bien para cuando seas grande ¡ exclamaban siempre mis padres,
en esos tiempos veía todo tan fácil y tan simple todo significaba divertirme con mis amigos.
De igual modo tomaba mis libros y estudiaba por las dudas si era verdad lo que me decían,
Pero si escuchaba y obedecía los consejos que me daban de: no drogarme, alcoholizarme
que existen mil maneras de divertirse sanamente, hasta que fui adulto por completo,
y mi vida dio un giro de ciento ochenta grados en una realidad distintas a lo transcurrido.
Mi antes y mi después se diferencian tanto entre si, y el tiempo se encargo de que se note
antes buscaba unos brazos fuertes que me protejan y me cuiden, de cualquier peligro,
un techo donde cobijarme en las noches frías y una fogata rodeadas de amigos
Saboreando un café caliente y escuchando caer lentamente la lluvia de un crudo invierno.
En mi después tuve que poner en práctica todo lo que habia aprendido en mi antes,
la sabiduría adquirida de mis libros, los consejos dados de los que me amaban,
ser la protección de los que me necesitaban y de proveer de techo que cobijen a los míos,
y entonces comprendí que todo lo vivido es el proceso de crecer en este mundo,
que alguna vez hace muchos años me pareció una mano gigante a la que yo temia.