Cuan profundas las ilusiones,
cuan intensos son los sueños,
cuan disonantes las melodías de la vida,
cuan fervientes son los canticos a Dios,
que se apagan con el hambre,
por un pan seco,
en cada niño suplicante
que se apodera de las calles de Lima.
De esa Lima que corre desde Tacna
hasta los rincones cálidos de Tumbes,
porque aunque nos cueste admitirlo,
Lima es el Perú,
y el Perú es Lima,
acá se cocina todo.
El hambre combinado con miseria,
la corrupción de todos los gobiernos,
las ambiciones de los que más tienen,
los sueños escondidos del maestro
que trabaja con el estómago vacio,
los policías en las calles
que tienen que robar para comer,
las mujeres y trans prostitutas que llenan
la Arequipa desde Lince hasta Miraflores.
"Lima Limpia", es sólo un sueño,
jamás realizable,
una pesadilla que se esconde
en la mente loca del que sueña.
El cambio, si se quiere,
es ver al Perú INTEGRADO,
y no por partes ilusorias
de pedazos compartidos
entre ricos y pobres diablos.