Las hojas marchitas de los bosques dorados
flotan en la música del viento
que las lleva y las trae
entre los troncos mustios
entre el ramaje
algunas caen sobre la hierba y quedan inertes
otras se afanan en retomar de nuevo el vuelo
descubrirse en otra selva
más allá de su lumbre
no llegan lejos
unas cuantas como pequeñas balsas
cabalgan en las charcas
que dejaron los ríos
las más
permanecen sedimentando el mundo
de su bosque dormido
no vuelven a intentarlo
se ha terminado el viaje
en las charcas
en la hierba
cerca de casa