Alejandrina

PENSÁNDOLE

Le estoy pensando como le vi por vez primera,

a usted señor, el mío estro,

boca amable, la piel  mansa y ojos claros,

entre los libros donde guarda sollozos ajenos,

el ruego de los pobres acunado en blancas paginas.

allí donde fabrica sueños y remienda sonrisas infantiles.

Y sus años repletos de senderos,

de lluvias en los huesos y un halo de eternidad

que lo distingue de las masas.

 

Son esos ojos bellos los que vienen como un rayo,

a encabritar mi vieja sangre.

Nadie me había llamado princesa araucana 

como su voz lo hace, y es verdad,

vive un guerrero antiguo circulando mis adentros,

pone  bríos a mis fieras por siglos refrenadas.

 

Soltando las mordazas han remontado libre vuelo

con brazos extendidos como leves mariposas son mis labios 

a la espera de  su rostro  de su espalda,

mi descanso, fiel refugio, mi mejor metáfora,

señor estro, consentido de mis versos

revelado en los espejos de la aurora 

flama ardiente que me abriga desde el cielo

ala majestuosa que protege mis desvelos.

 

Usted es la paz de mis manos ya cansadas 

y por ello le bendigo con emoción de llovizna  bajo el párpado,

son estos mismos ojos oscurecidos por la espera

que detienen los ocasos sobre los lindes del tiempo,

donde pido dulcemente.

mi querido , no deje nunca de sostener

este atardecido corazón

en la palma de sus manos mansas.

 

Alejandrina.