En noches lóbregas y sin paz,
Feneció el anhelo de un vestido blanco,
Y entre lágrimas y risas
Aprendí a coexistir con tu ausencia
A exhibir tú presencia sólo en mis quimeras
Él era; el elegido de mis ojos, el príncipe de mis utopías
Quien al altar me llevaría y conmigo se casaría
Juró amarme en la distancia cada instante de su vida
Y en la distancia de su memoria borró
¡Aquella promesa de amor ¡
¿Oí que te has casado?
¡Que tus sueños se han cumplido!
Que en brazos de aquel rival edificaste tu hogar,
Ese hogar que alguna vez soñamos y que el tiempo
Convirtió en el recuerdo de una madrugada de enero,
donde quedó tatuado
Perennemente en tu alma mi imagen de niña y de mujer
¡Confieso ! que a veces en mis sueños,
El corazón planea encuentros y revive la memoria de un ayer
Pero la razón vence al corazón, y entiendo que nuestra historia
Es ese sueño roto, de una adhesión que no pudo ser,
Y aunque ya no estés, ¡ no importa !
En mi memoria subsistes como un estigma.