Te quiero en la soledad
de la luz que languidece;
en la mañana que ofrece
su canto de libertad.
Te quiero como se adoran
los colores y la brisa;
cual arco de una sonrisa
en labios que se enamoran.
Te quiero como la bruma
cuando toca la marea;
en el viento que golpea
para fabricar la espuma.
Te quiero en la brevedad
de la caricia sentida;
en el frasco de una vida
llenando la eternidad.
Te quiero en noches de luna
a la luz de las estrellas;
en estas noches tan bellas
como no existe ninguna.
Te quiero en la perfección
de tu talle y del aroma;
en la entrega que te asoma
fabricando mi ilusión.
Te quiero cuando me explico
el tamaño de tu amor;
cuando te imagino flor,
cuando a veces mistifico.
Te quiero en la gravedad
de tu espiritual arista,
en una diaria conquista
entre calmas y ansiedad.
Te quiero cuando me muero
por un exceso de vida
y en tus brazos homicidas
resurjo porque te quiero.