Quita de mí este hechizo,
que me usurpa la vida,
que me quita el sueño,
por hacer
de tu flamante cuerpo adolescente,
un tierno sueño de rosas,
y hacerte mi amada mujer.
No te fijes en mis canas,
que no te estorben
mis añejos años,
que por ti de nuevo
ha florecido,
mi antiguo vergel.
Hoy me has devuelto la vida,
con tu cuerpo de ensueños,
con tu joven rostro de mujer,
no me digas nada,
no mates esta nueva ilusión,
si la vida es tan corta
y hoy en un descuido,
la existencia,
de un solo golpe me ofrendó,
esta nueva ilusión.
Hoy no me pesan los años,
sólo me sorprende,
este amor que se abrió
en mis ocasos,
por un capullo de rosa,
por un rumor de sedas frescas,
que avivó,
mi marchito vergel.
Muchacha de frescas aguas,
déjame de tu fuente beber,
que la vida se acorta
y hoy me muero de sed,
por beber la miel fresca de tu boca
y retener en mi piel,
la fragancia fresca de tu cuerpo,
antes que termine de anochecer.