Marellia

Mora Madura. Sin edad

 

 

Me pidió que esperara , prolongando el instante,

 preludio entre su mirada y mi mirada,

titubeantes las manos la pupila encendida

y en el cuerpo las ganas.

 

Casi sin darnos cuenta  casi como que nada,

 de tu pelo el abrojo me atrapó por los dedos,

y mi mano callada, se desliza despacio dibujando

 el contorno de tu piel tan amada.

 Y el roce de tu rostro,

 "el candado" perfecto que dibuja tu barba,

 enrojeció mi cuello

y bajo por mi espalda,

erizando la piel

sensaciones despiertan, cotidianas y humanas.

Y tus palmas,

tan urgentes, sin prisa,

conocidas y extrañas,

tan mías y tan tuyas  

 anidando mis senos se adueñaron del mundo

del huerto de los frutos 

de este otoño en la vida

 que se atreve a morder la prohibida manzana.

 

Me pidió que esperara , prolongando el instante,

 preludio entre sus ojos  y mi mirada,

titubeantes las manos la pupila encendida

y en el cuerpo las ganas, se despiertan y estallan.

Y caen los cerrojos y cantan las campanas,

se abren las compuertas, mariposas al viento,

primavera en la piel de este amor que no tiene

ni tiempo ni distancia.

 

Sábado, 25 de Agosto de 2012

09:45 p.m.