Oscar Perez

Lecciones desde un domingo

Lecciones desde un domingo

 

Lágrimas de gris domingo,

no las quiero, no las bebo,

yo lejos mis ojos llevo,

mi corazón es un pingo.

Me dio el dolor su respingo,

me dio su golpe la vida,

pero he curado la herida

y creo en el sol del cielo

y en este domingo anhelo

del amor llevar la brida,

 

Por eso canto, señores,

porque creo en la esperanza,

he sufrido su tardanza,

he cargado sus rigores.

Pero he guardado sus flores,

sus raíces, sus semillas,

la espero en todas mis sillas,

la siembro en todos mis pasos,

y la llevo entre mis brazos

con penas y pesadillas.

 

Ya el lunes vendrá de nuevo,

con luz y sombra cantando,

con dudas de vez en cuando,

con ganas de yo me atrevo.

Así nos brinda un relevo

a cansancios y extravíos,

nos lava como los ríos

en que desnudos cruzamos

y nos dice: hermano, vamos

que ya no quedan desvíos.

 

Y así voy, de orilla a orilla,

día tras día en camino,

desde el domingo y su trino,

hasta aquel tiempo que brilla.

Mi verdad es bien sencilla,

se viene a amar a la tierra,

no quiero pues otra guerra

que la de aliarme a tu pecho

y entre dos darme al derecho

de quien el dolor destierra.

 

Así pues, domingo, canto

y espero por la semana,

descanso en ti mi desgana

y una nueva fe levanto.

Me nublo de tanto en tanto,

me pierdo en la humana brega,

pero confío en la entrega,

en el amor y el futuro,

y aquí te dejo sin muro

la flor que en tu sol se riega.

 

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24 08 12