A jugar entre árboles y ramas
ayer fui con Federico
y vimos como se besaban
dos alegres pajaritos.
Ellos, pico con pico
estaban acurrucados,
así en la plaza hemos visto
algunos enamorados.
Pajaritos, pajaritos
disfruten el don divino
de besarse con sus picos
escondiditos en su nido.
Que sea ese amor eterno
jurado entre verdes ramas,
ese amor que poco vemos
y el poco que también se proclama.
Seamos pajaritos
en la forma de amar
unamos piquitos
allá en el nidal.
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