Recordando cuando te conocí pequeña,
Siempre imaginé que eras dueña
De un mundo muy tuyo y aparte…
Un mundo que supiste transmitirme
Y así empezaste a escribirme
Y yo sin saberlo, a amarte.
Me mostraste varias facetas
Integralmente completas
Acerca de tu personalidad.
Tus infiernos y tus cielos…
Y fui dejándome invadir por mis celos
Y mi incontrolada ansiedad.
Me fue atrapando esta aventura,
Tu demencia y tu cordura,
Ya la emoción no era poca…
Y me debatía mujer maravillosa,
Entre querer a la mujer juiciosa
O amar con todo a la loca…
Me atrapaba tu especial osadía,
Yo tan auténtica y real te veía,
Que más y más te admiraba.
Eras la mujer que a su manera,
Del reto de mostrarse tal como era
Nunca, nunca se escapaba…
Pero se da el hecho muy cierto
De que teniendo el camino abierto
Para a tu antojo enamorarme,
Por alguna oculta razón
Que no entiende el corazón,
Decidiste decepcionarme.
Dando varios pasos atrás,
No quisiste ser ya más
El alimento de mi ilusión
Y pasaste de repente,
De ser una mujer diferente,
A ser otra del montón.
Pero yo no te amé siendo así,
Cuando me enamoré de ti
Aunque amé todas tus formas,
Fui ardiente amante cada día
De la mujer que se atrevía
A ir contra las normas.
Y cuando te dejé saber que sí,
Que esa parte valiente de ti
Era la que me tenía cautivo,
Me aseguraste con cierto rubor,
Que yo sólo debería darte mi amor,
Y tú me darías el motivo.
Ya ves, no sé qué pensar,
No sé qué título le voy a dar
A la historia que protagonizamos
Y te juro que me asusta,
Que al final seas la mujer que me gusta,
Pero no la mujer que amo.
Es cierto –jamás lo dudes-,
Que tienes otras virtudes
Que le dan valor a tu esencia,
El problema, flor de mi jardín,
Es que yo, loco al fin,
Te amo por tu demencia.
Asumo que soy el culpable,
Lo admito, era muy probable
Que mi reacción no te gustara
Y si es así, por favor…
Quisiera que tuvieras el valor
de decírmelo en mi cara.
Que no puedes ser la que yo elijo,
Que mis errores no corrijo
Y sólo los tuyos veo…
Que, según salta a la vista,
Soy un estúpido egoísta
Sólo pendiente de mi deseo.
Es verdad, confieso que lo soy,
Un gran egoísta que hoy
Por ir enamorado tras tus pasos,
Tiene el corazón roto otra vez
Y que ahora está a tus pies…
Recogiendo los pedazos.
Vas dejando de ser
Ésa que empecé a querer
Y tal vez no te importa…
Es triste que siendo tan especial,
Yo pudiendo amar a la mujer ideal
Esté amando a la otra.