Afuera, el frío atenazante cala
quebrantando el perfume de la rosa,
cuando en un cristal tímido reposa
la nocturna ilusión que es antesala
adentro, sitio en que se extiende el ala
del romance en abrigo que se posa
para dejar tímida y vaporosa
la caricia, dulce y excelsa gala
que es poderoso antónimo silente
de la hora pavorosa del adiós.
A solas, permanecen juntos dos
escribiendo con verso confidente
el relato del fuego permanente
en un bello soneto para dos.
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Minor Sandí Salazar
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