Morena…
Me perderé en las
dunas de tus morenas
caderas…
Eres el último astro
que florece en mi
cama…
Te hare el amor
y luego saldré
con mi cilla plegable
a sentarme
en la terraza a
buscar presagios y
oráculos acerca de lo
vivido.
O a invocar al espíritu
de la lluvia
dedicándome
al oficio
de mi abuelo
-haciéndole niebla
a la montaña-…
Y así se asoma ella
como el mas
clásico cliché de terror
de verano americano…
Así sale luna parpadea
y se va.
<
en el instante en el que
el sol
asalte la mañana con
un arsenal de bombillas
-desde detrás de
aquellos picachos-
dejando
muertito al nocturnal
merideño en pleno
madrugonaso>>…
¨Por eso no dormiré
porque el ciclópeo
ojo de la noche
-aun filma y
observa-…
Rastreare las dulces
e inocentes formas
núbiles de la infancia…
<
Antares y sus hermanas!>>.
<
estrellas>>, y
Gloria rencorosa
observa desde su
ocular laser
con la dureza de
su perfil acerado…
ese es el único plan que
tengo para
hacerte un
vestido con el cosmos.
N(i).
P(uta).
I(dea).
De/ donde sacare hilo y aguja
para coser/.
Posiblemente solo pida
a las
estrellas muy
amablemente que se
conviertan en
vestido tu talla
-las que no accedan-
las torturare con besos
carnívoros, caricias de
tercio pelo y orgasmos de neón…
<
dormiré esta noche>>.
Ya para mañana tendré tu
vestido y tu desayuno
(…)
Ojuelos de cereal
sol mañanero con
azúcar celeste