Un hombre camina por el sendero, cubierto de hojas de otoño y al frío consuelo de que mañana, será un día mejor. Se abraza al recuerdo de cada instante vivido: su infancia, sus padres, los juegos, el primer amor, los hijos, el trabajo y los amigos. Camina sin saber hacia donde pero sí, lo que espera encontrar. El camino es monótono, pero él, sumido en sus pensamientos, en su reflexión, no lo nota. Él ama, él sueña, él simplemente camina y busca sus metas sin cansarse de ello, sabe que encontrará a quien busca, que entenderá lo que no entiende y que eso, le dará la felicidad tan ansiada. Sus noches son frías y sus días de agobiante calor, la soledad infinita y han pasado tantos años desde que su trayectoria solitaria comenzó, que no notó mi presencia a su lado. Camina sin temor, de hecho, parece no sentir nada por nadie... sólo vive y vive caminando.
Al tiempo y resignada de lograr entenderlo, esbozo una sonrisa algo cobarde y le pregunto quién es, a qué se dedica y hacia dónde va, pero no me responde, como si no existiera un ser humano interesado en él, que en ese instante se acercó a conocerle. Caminé un tramo más buscando respuesta, empecé a oír voces y a ver gente transitando a mi alrededor, todos serios, de un instante a otro noté que el hombre a mi lado, era una y mil veces cuestionado por los transeúntes, que todo aquel que pasaba, lo miraba con desprecio, algunos con envidia, otros con indiferencia, algunos pocos con superioridad o soberbia. Él sólo caminaba, aún ignorando mi presencia, sólo pensaba y caminaba sin detenerse, aunque noté su cara de dolor por los recientes ataques, a los que ya no presté atención. Llegué al destino junto a él, ambos nos frenamos en un gran portón y las puertas se abrieron, el hombre me sonrió y me explicó: "El ser humano critica porque es más fácil llegar alto cuando se está trepado a alguien, porque así desahoga sus odios, porque es un buen modo de encontrar diálogo, pero no saben el mal que le hacen al mundo y a sí mismos. Me pasé toda la vida buscando el modo de no ser criticado, transité este camino infinito buscando la receta contra los males de ojo y olvidé que la vida no nos da un tiempo de prueba, sino que toda es un gran reto que consta en ser feliz y hacer feliz al resto. Tanto caminé solo por miedo a ser criticado que no reparé en la gente que me acepta como soy y ahora llegó mi final, pero tengo la oportunidad de hacer algo por el mundo y decirte a ti, que te preocupaste por mi mientras transitabas el mismo camino errado, que dejes a un lado los miedos, que rompas las cadenas del rumor y vivas, sonrías, ames... alguien te amará como eres, alguien o tal vez muchos, serán felices por ti cuando lo logres."
Desperté, miré al cielo y sonreí, sólo sonreí.